El verano es un tiempo inigualable para conocer gente nueva o para retomar relaciones que se habían enfriado. Yo he comenzado mi verano haciendo varios amigos, de los que he podido ya, en muy poco tiempo, aprender algunas cosas importantes. Si te quedas hasta el final te hablaré un poco sobre ellos. Pero antes un poco de rollo.

LOS AMIGOS QUE TE LLEVAN AL CIELO.

No os hablo de personas cualquiera con las que os podéis cruzar por la calle, que por supuesto también tienen mucho que aportar a nuestras vidas. En este post os quiero animar a acercaros a gente que lo que os aporte sea impulso para llegar al cielo.

Dime con quién andas y te diré quién eres, «El que anda con los sabios será sabio; quien frecuenta los necios se hará malo.» (Proverbios 13, 20).

Como os decía antes, seguro que hay gente de carne y hueso, actual, que nos va a ayudar en el camino de santidad, pero el valor seguro (como ya hemos venido comentando en post anteriores) lo tenemos en gente que ya ha andado ese camino y, gracias a Dios, nos ha quedado constancia de ello.

NUESTROS AMIGOS LOS SANTOS.

Como ya venís oliendo os hablo de ellos, LOS SANTOS.

A alguno puede resultarle raro eso de tener un amigo que falleció hace siglos (o varios años, que alguno reciente hay).

Recordemos lo que enseña la Iglesia sobre LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS. Juan XXIII exclamó: “¡Ah! ¡Qué misterio de verdad, de gracia y de salvación es la Santa Iglesia Católica en su triple manifestación de vitalidad divina y humana: Iglesia militante, purgante, triunfante!” (Pentecostés 1960) Es decir, los integrantes de la Iglesia somos los que peregrinamos en la tierra, los que está en el cielo y los que van de camino purgando sus faltas. Identificados los miembros, veamos la relación que nos une, la COMUNICACIÓN DE BIENES ESPIRITUALES, que nunca se interrumpe y que fortalece al cuerpo místico de Cristo que somos todos los que creemos y tenemos Fe en Él (importante esto de la Fe y Esperanza en la salvación, porque los ángeles caídos también creen pero han perdido toda Fe y Esperanza, de ellos mejor no hacerse amigo).

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a9p5_sp.html (catecismo sobre comunión de los santos.)

Sobre algo parecido escribí hace justo un año, cuando os contaba como el gran doctor de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, se había convertido en mi tutor de verano y amigo

La historia también nos ha dejado claras muestras de cómo el conocimiento y seguimiento de unos Santos ha llevado a otras personas a la gloria de los altares. Miremos la conversión de San Ignacio de Loyola que, por no tener novelas caballerescas durante una convalecencia por herida de guerra, descubrió en la lectura de vida de Santos, como San Francisco o Santo Domingo, aventuras más conmovedoras y transformantes que las de cualquier caballero de armas. Encontró la historia de los mejores soldados del mundo, los que sirven al Rey Eternal, al Rey de Reyes. También Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) encontró en Santa Teresa, a través de su Libro de la Vida, la mejor consejera para su camino de conversión y desarrollo de la CIENCIA DE LA CRUZ, camino de santidad hasta la entrega total por Amor.

El mismo Jesús con su Evangelio nos muestra lo útil de esta relación con los que ya han peregrinado por este mundo. En el momento de la transfiguración le ven hablando con Moisés y Elías: «se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.» (Mt 17, 2-3).

 

MI NUEVO AMIGO.

¿Qué pensaríais si os digo que he ido al Valle de los Caidos y he descubierto a una gran persona? amigos y compañeros me han mirado con cara de haba, seguramente pensando: «no hacía yo a esta chica franquista ni falangista». Pero resulta que en el Valle hay vida más allá de la tumba de Franco. A los pies de la sierra está la Basílica más impresionante que he visto nunca, excavada en la roca, custodiada por un Monasterio Benedictino. También hay una hospedería encantadora donde poder refugiarse y pasar unos días tranquilos.

Este fin de semana he asistido en la hospedería a unos ejercicios espirituales sobre espiritualidad benedictina, impartidos por le Prior de la Abadía de la Santa Cruz . He descubierto a un Santo decidido, un poco mandón pero cariñoso a la vez, con las cosas muy claras, como un padre que quiere lo mejor para sus hijos. A lo largo de varias charlas, Don Santiago Cantera nos ha desmenuzado el prólogo de la SANTA REGLA, maestra de espiritualidad. Es un texto hecho para monjes, pero que marca pautas para que cualquier cristiano pueda correr, ensanchado el corazón por la dulzura de un amor inefable, por el camino de los mandamientos de Dios.(cf. Prólogo de la Regla de San Benito, 49).

San Benito no crea la vida monástica, el cenobitismo se venía dando desde los Padres orientales del desierto (Regla de San Pacomio). Recoge aquellas tradiciones de los Padres orientales, ya acercadas a occidente por San Agustín, y les da un orden sencillo y práctico y sobre todo la adapta a la nueva realidad de Europa. Escribió la Santa Regla en un momento de mucho caos, desintegrándose el imperio Romano, para demostrar que Dios seguía presente. Recogió la tradición cultural greco-romana y la fusionó con las nuevas realidades bárbaras que inundaban Europa y lo hizo con el aliento del cristianismo. Así surgió una espiritualidad asequible para muchos y muy útil para el asentamiento de los valores fundantes del mundo en el que hoy vivimos. Los monasterios benedictinos se convierteron rápidamente en centros culturales y focos de desarrollo económico.

El gran resumen de la regla que todo el mundo conoce es el «ORA ET LABORA», pero el texto que escribió mi amigo va mucho más allá. El gran consejo que nos da a todos discípulo de Cristo, el Principio y fundamento de su espiritualidad (tanto para monjes como para laicos) es la BÚSQUEDA CONSTANTE DE DIOS (QUAERERE DEUM). Para ello nos anima a mantener una permanente actitud de escucha, la Regla comienza así: » Escucha, hijo, estos preceptos de un maestro, aguza el oído de tu corazón, acoge con gusto esta exhortación de un padre entrañable y ponla en práctica, para que por tu obediencia laboriosa retornes a Dios, del que te habías alejado» (RB Prólogo, 1-2). Como veis los consejos de este buen monje están de plena actualidad, trata sobre el drama actual de la separación del hombre y Dios, ofreciendo herramientas para el retorno.

Las principales armas en el camino espiritual benedictino son la OBEDIENCIA  y la HUMILDAD. En el capítulo 7 elabora un precioso tratado sobre la humildad, presentando 12 grados, como 12 escalones: «si es que deseamos ascender velozmente a la cumbre de la más alta humildad y queremos llegar a la exaltación celestial a la que se sube a través de la humildad en la vida presente, hemos de levantar con los escalones de nuestras obras aquella misma escala que se le apareció en sueños a Jacob» (RB 7, 5-6). Algo muy importante que resalta San Benito en su obra y con su vida es la DISCRETIO y la mesura . Otra idea clave que se desprende a lo largo de todo el escrito es el CRISTOCENTRISMO, la importancia de poner a Cristo en el centro de todo nuestro actuar y de «no anteponer nada al Amor de Cristo» (RB 4, 21). El prólogo termina ensalzando la importancia de la PERSEVERANCIA. El Cristiano no se enfrenta a un camino de rosas, y las tentaciones de abandonar son continuas.

» Pero si, … cuando lo exija la recta razón, se encuentra algo un poco más severo con el fin de corregir los vicios o mantener la caridad no abandones en seguida, sobrecogido de temor, el camino de la salvación, que forzosamente ha de iniciarse con un comienzo estrecho … De esta manera, si no nos desviamos jamás del magisterio divino y perseveramos en su doctrina y en el monasterio hasta la muerte, participaremos con nuestra paciencia en los sufrimientos de Cristo, para que podamos compartir con él también su reino.» (RB, fin del prólogo)

TU AMIGO TE ESPERA, NO LE HAGAS ESPERAR MUCHO.

Un mes de verano ha dado para mucho más que para hacer un amigo.

En una confesión preciosa me encontré con una beata muy reciente, Guadalupe Ortiz de Landázuri, mujer decidida, pionera, trabajadora y apasionada por Cristo.

Varios artículos y una lectura de verano también me han llevado a un futuro santo, el Beato John Henry Newman (Santo el 13 de octubre). Eminencia intelectual del S.XIX, referente en la vida pública inglesa, para todo el mundo anglicano y finalmente converso al catolicismo.

No quiero olvidar a alguien muy especial,  C.S.Lewis. Gran intelectual perteneciente al Grupo de Oxford (inspirados por John Henry Newman). Era un convencido ateo, pero tras un camino personal y una bonita conversación con un par de amigos, entre los que se encontraba J.R.R. Tolkien, abrazó la fe cristiana (el anglicanismo). Se convirtió en un gran apologeta y defensor de la Doctrina de Cristo. De hecho esta pasión puede verse claramente en su obra más conocida, Las Crónicas de Narnia. Pero el libro con el que me ha conquistado y he conocido mejor a este autor (ni santo ni beato pero modelo de comunicador cristiano) ha sido «Mero Cristianismo». Ahí os lo dejo el prefacio por si alguno se anima este verano. También os recomiendo «las cartas del diablo a su sobrino», curioso y sencillo de leer, buena lectura veraniega.

y poco más me queda que volver a animaros para que entabléis amistad con algún santo.

Elige uno y abórdale, una vez tengas confianza podrás pedirle, incluso inoportunamente como nos decía Evangelio del domingo pasado (Lucas 11, 1-13).

SON CAMINO SEGURO PARA LLEGAR A DIOS PORQUE ESTÁN CON ÉL.

DESDE EL CIELO TE TIENDEN LA MANO.

TE ESTÁN ESPERANDO.

 

P.D. : terminado este post escuché el programa Munilla en radio maría de ayer lunes 29 de julio (Sexto continente). Muy interesante y habla de cosas muy al hilo de lo aquí escrito, como que LOS SANTOS SE CONCATENAN y de la ENVIDIA SANA QUE NOS DEBE PROVOCAR LA VIDA DE LOS SANTOS.