Hace unas semanas me pidieron en mi parroquia que preparara una charla sobre San José. Muy agradecida por esta confianza depositada en mi preparé con cariño la charla que os dejo a continuación: 

Aunque voy a tratar sobre la figura del Santo Patriarca presentada en los Evangelios, no quiero dejar de dar un pequeño salto hacia atrás. Para los católicos es primordial ver la Historia de Salvación como un todo. La Sagrada Escritura (en su totalidad) es la forma como Dios ha querido dejar plasmada la Revelación ante nuestros ojos y nuestra razón. Y, efectivamente, porque somos capaces de percibir analogías, imágenes y prefiguraciones, Dios nos ha querido dejar algunas perlas, algo escondidas, pero a las que podemos acceder con un poco de dirección y trabajo.  

En Teología existe el concepto llamado Tipología/prefiguración/figura. Se trata de referencias claras, en textos anteriores (antiguo testamento), a personas o hechos claves en la obra salvífica de Dios, esculpida en el Nuevo Testamento. Pueden ser sobre personas (Jesús/Adán, Jesús/Moisés, Jesús/Job, María/Eva, María/Arca de la alianza) y sobre momentos concretos (la Cruzifixión/serpiente de bronce, Dios entrega a su Hijo/Sacrificio Abraham, 40 días Jesús en el desierto/40 años Israel en el desierto). 

Aunque no como prefiguraciones oficiales según el Magisterio de la Iglesia, en el caso de José diversos autores lo ven reflejado en: Noé (Por ser el elegido para acoger la vida en su arca, del que renace la vida después del diluvio, acoge a la paloma que traía la vida/rama de olivo), Moisés (por su virtuosidad continuamente resaltada y su trato cercano con Dios) o David (por ser el Gran Rey que a pesar de su humanidad supo reconocer a Dios, corresponderle con todos su corazón y guardar sus secretos).

Pero el tipo en el que muchos exegetas coinciden como prefiguración de San José es José, el Hijo de Jacob

JOSÉ HIJO DE JACOB (Gén 37-50), es el más querido por su padre, exiliado a Egipto, tiene e interpreta sueños, fiel cumplidor de su trabajo (apreciado sobremanera por el Faraón), es casto, prudente, tierno, perdona a sus hermanos, salva a su pueblo y esa salvación pasa por Egipto. 

(Gen 41, 55) Llegado el hambre el Faraón decía “ID A JOSÉ Y HACED LO QUE EL OS DIGA”

Hagamos caso al Faraón y vayamos a José, padre de Jesús. 

PADRE EN LA SOMBRA (carta apostólica del Papa, Patris Corde). 

De San José no se conserva ni una palabra en los escritos canónicos (en los apócrifos sí se recoge alguna cita suya, aunque siempre poco). Siempre estuvo en un segundo plano a los ojos de los demás, por eso los Evangelios, que son narraciones fruto del testimonio, le dan poco protagonismo. Además, para los lectores de aquel entonces lo importante era entender la mesianidad de Jesús y su divinidad, la figura de José no presentaba un problema, era el que insertaba a Jesús en la descendencia Davídica y el que otorgaba legalidad al estatus de María, así es como se le presenta, poco más se requería de él (como si fuera poco).

Reflexiones posteriores, la Tradición y el Magisterio, le han otorgado a José el puesto que le corresponde en la devoción popular y oficial, comprendiendo que José participa de la Revelación, formando parte de su estructura central, como una de las piezas claves.

El teólogo Charles Perrot afirma: “En la sociedad de entonces, sin José, Jesús corría el riesgo de no ser verdaderamente hombre. María le da el ser biológico, pero José, al imponerle el nombre, le confiere un ser social: hace que Jesús tenga raíces en un pueblo, en un linaje, en una tradición y una profesión socialmente aceptada. “

Para enfocar esto objetivamente hagamos un repaso rápido por 8 escenas de los Evangelios donde aparece San José de una u otra forma, recogidos en dos de los evangelios sinópticos, el del Mateo y el de Lucas, y en cualquier caso integrado siempre en los relatos de la infancia de Jesús. Constante que también se refleja en los primeros Padres de la Iglesia, de los que no se conservan profundos tratados josefinos, sino que la figura de José siempre aparece ligada a estudios sobre Jesús, María y la Sagrada Familia.

LA GENEALOGÍA. (Mt y Lc)

Doble genealogía de José, que convierte la genealogía de Jesús en doble, Genalogía por ley y Genealogía por adopción. 

Mt: “Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob…(plenitud, 3 veces 14 generaciones desde Abraham hasta David 14, desde David hasta la deportación 14 y desde la deportación hasta Jesús otros 14 nombres)… Jacob fue Padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús”  

Mateo escribe a judíos convertidos (80-85 dc.). Este evangelista muestra como Jesús pertenece al pueblo de Israel desde el Patriarca al que Dios le hizo la promesa, Abraham, descendiendo todos según la ley de ese Pueblo. Nombra a Jacob como Padre de José. Según los expertos Jacob fue el primer esposo de la madre de José, murió sin descendencia y, según la ley del Levirato, Helí, su hermano, tomó por esposa a la viuda y engendró un hijo, que es considerado por la Ley, hijo de Jacob. 

Lc: Inicio del ministerio “Jesús… del que se decía que era hijo de José, que a su vez era de Helí…. De Enós, de Set, de Adán, de Dios. 

Escribe a paganos de lengua griega (80-85 d.c.). Con su secuencia muestra como todos entramos en el plan de Dios, desde Adán todos fuimos soñados para ser sus hijos adoptivos. Así presenta a Jesús “del que se decía que era hijo de José” (se podría entender una adopción) y a José hijo de Helí, que como hemos dicho no era el padre legal si no algo así como el adoptivo (aunque realmente fue el que lo engendró). 

¿Por qué tantas diferencias? Mateo fue recaudador, tendría buenos contactos, por lo que le sería posible acceder a los registros genealógicos que el Pueblo de Israel, conocedores de la importancia de asegurar la pertenencia del Masías a la casa de David, guardaba sin duda en el Templo (Mt, como notario). Por su parte, Lucas escribe principalmente basándose en testimonios, especialmente en el de María. Lucas debió tener acceso a los posibles registros que la familia de José y María tendrían en Nazaret. Ambos registros no tenían por qué ser iguales, lo más seguro es que en ambos hubiera saltos, y además, el del templo, pondría el foco en aquellos hombres más representativos de cada generació. 

Ambos coinciden solo en algunos nombres, destacando el de David, ya que de su casa debía venir el Mesías. 

QUERIDO SAN JOSÉ, PADRE POR LEY Y POR ADOPCIÓN, PADRE NECESARIO, PADRE SIN DUDA. RUEGA POR NOSOTROS. 

LA ANUNCIACIÓN A JOSÉ.

Todos conocemos este anuncio: 

“En el mes sexto, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios, a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, A una Virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David…”

(Lc 1, 26-27) 

LAS DUDAS de San José. Por supuesto, al enterarse del estado de María, muchas ideas bailarían por la cabeza de San José. Lo más seguro es que no dudara de ella, pero se sentiría indigno de ocupar un lugar a su lado, dudaría de cual era la postura más adecuada a adoptar en su situación.

Pero todo se aclara en este otro texto, otro anuncio muy especial, que tiene como protagonista a nuestro Santo Patriarca:

«María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un Ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque el niño que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.». … Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. 25.Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.» 

(Mt 1, 18-25) 

En los dos fragmentos vemos la importancia que tiene José en la obra maestra del plan de Dios, la encarnación. Dice San Juan Pablo II (Exhortación Redemptoris custodio) que las palabras del Ángel a San José son el núcleo central de la verdad Bíblica sobre él. 

Siempre acostumbrados al relato de la anunciación de Lucas, en el caso de Mateo vemos como José, aunque en sueños, recibe una anunciación casi tan completa como la de María. Como hemos explicado en la teología de san Mateo José ocupa un lugar central porque se lo está explicando a judíos convertidos al cristianismo. En Mateo el Ángel le dice de una forma muy concreta: “José, hijo de David”; dejando claro que él es quien une a Jesús con la rama Davídica, información muy importante para sus lectores. 

JOSÉ JUSTO. Mateo nos relata las reacciones de José, mostrando como debía tener siempre la ley en mente, asegurando que en todo momento actuó en conciencia y con justicia. El calificativo de justo, no es baladí, desde el antiguo testamento, refleja un compendio de todas las virtudes

JOSÉ IMPONE EL NOMBRE. En este fragmento Dios le encarga la tarea a San José de imponer el nombre la Niño. Esta tarea tampoco es trivial, con este gesto LO TOMA COMO HIJO, ASUME LA PATERENIDAD. María le da el ser biológico a Jesús, pero José le da el ser social, lo INTRODUCE EN LA CASA DE DAVID. 

JOSÉ CASTO. José entra en el designio de Dios como padre, pero también como esposo, asegurando a María la reputación y una vida bajo la ley. Los dos hacen un voto de virginidad, que les une más estrechamente. Porque entre ellos hay un amor virginal, en el que la carne no tiene parte, su amor se encuentra protegido contra las pasiones desordenadas, amarguras y caprichos. Se aman con un amor capaz de todo y a prueba de todo. Pero no hay que entender este amor como algo místico, sin parte sensible, nada nos hace pensar eso, sus corazones palpitarían el uno por el otro con cariño y ternura mutua normal entre los esposos. José y María se cuidaban el uno al otro, se abrazaban, celebraban juntos las fiestas importantes, los cumpleaños de Jesús, se amaron como cualquier otra pareja de la forma más perfecta. 

PADRE JUSTO, CASTO Y OBEDIENTE. TRANSMISOR DE LA DESCENDENCIA DAVÍDICA. RUEGA POR NOSOTROS PARA QUE POR NUESTRO JUSTO OBRAR Y OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DE DIOS SEAMOS DIGNOS HIJOS DEL LINAJE DE JESÚS. 

NACIMIENTO DE JESÚS. 

José y María, en Nazaret, conocedores de las escrituras debían repasarlas una y otra vez, encontrando en ellas las palabras de Miqueas en las que prevé que el Mesías nacería en Belén:  “Tu, Belén de Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá quien liderará a Israel…” sin entender muy bien… hasta que un día fue anunciado el edicto del empadronamiento.

Hicieron su equipaje y se pusieron en camino, 120 km entre Nazaret y Belén (5 días de viaje) con las incomodidades propias, en una mula, María embarazada… Pero José iba con ella, José cuidaba de ella. 

Llegan a Belén, había gente por todas partes, tenían que llegar a la mesa del empadronamiento los dos, tenían que encontrar alojamiento, tarea que se frustra intento tras intento, maría estaba muy cansada… pero José iba con ella, José cuidaba de ella.

Nadie les acoge, a ellos que habían acogido el fruto divino en el seno de su Familia, pero no desesperan, ni rechistan, JOSÉ Y MARÍA CONFÍAN. 

«Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. También José, por ser de la casa y la familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,»

(Lc 2, 3-6) 

José, con María, es testigo privilegiado del nacimiento de Jesús en este mundo, a quien acoge como hijo suyo. Lo envuelve en pañales, le calienta la gruta, le asegura comida, le cuida con ternura. JOSÉ ES EL PRIMERO, DESPUÉS DE LA MADRE, EN ACUNAR AL NIÑO Y MIRARLE ALOS OJS. 

Los pastores tras el anuncio de loa Ángeles…

“Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo contaron todo lo que les había dicho el ángel… todos los que lo oían se admiraban”.

 (Lc 2, 16) 

José no se queda indiferente, ante la mirada de esos ojos diminutos, tampoco ante los relatos y la actitud de los pastores, es consciente de la grandeza de lo que pasa, no se crece ni se auto exalta, simplemente se maravilla por ello y adora en silencio.

PADRE EN LA ACOGIDA Y EN LA TERNURA., TU QUE FUISTE EL PRIMERO AL QUE MARÍA LE CEDIÓ AL NIÑO, RUEGA POR NOSOTROS PARA QUE SEPAMOS ACOGER A JESÚS EN NUESTROS CORAZONAS CON LA MISMA TERNURA QUE TU LO ACOGISTE EN LA GRUTA DE BELÉN. 

PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO. 

 “cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había dicho el Ángel”

(Lc 2, 21)

Este rito fue prescrito por Yahvé a Abraham para señalar, sobre la carne, la pertenencia al pueblo de la alianza. José y María pudieron pensar que ese niño no necesitaba del sello, ya que Él mismo era quien dio ese precepto al Patriarca, pero sabiamente comprendieron que, si había decidido nacer allí, adoptando la carne mortal, Dios quería recibir en esa carne el mismo sello que había recibido todo el pueblo con el que en la antigüedad selló la primera alianza. 

El padre, y no el sacerdote, era el encargado de hacer esta incisión, y mientras practicaba el corte José pronunció el nombre que el Ángel le anunció en sueños. En Israel, poner el nombre significa autoridad sobre lo que “bautizas”/nombras (como Adan le puso nombre a todas las criaturas) pero no una autoridad de superioridad y poder, sino una autoridad que supone la responsabilidad sobre aquello que estás identificando con un nombre concreto. Este hecho otorgaba a José el papel de padre legal, un papel de paternidad paralelo al de la maternidad de maría. Si el momento especial de María fue el nacimiento del Niño en la gruta, este es EL MOMENTO ESEPECIAL DE JOSÉ. 

El nombre en el pueblo hebreo tiene una gran importancia, es fruto de las circunstancias del nacimiento o cualidades familiares, en este caso era el que Dios les había dicho, “SALVADOR”. Desde ese día, cada vez que pronuncia ese nombre, José se cuerda del misterio ahí recogido, el Verdad profunda contenida en ese nombre, JESÚS. Eso mismo nos debe pasar a nosotros cada vez que esas dos sílabas salgan por nuestra boca. Como decía San Bernardo: “Ese nombre es música para los oídos, miel para los labios, encanto para el corazón…”

40 días después

“cuando se cumplieron los días de su purificación, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor”

(Lc 2, 22)

Jesús en brazos de María y escoltado por José entra por primera vez en Jerusalén.

“y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora señor según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”

(Lc 2, 27 – 32)

SIMEÓN LES BENDIJO. Los dos son conocedores de las promesas de Dios a su pueblo y a su casa. Desde el anuncio del ángel fueron conscientes que algo importante estaba pasando. Tras el glorioso momento del nacimiento tuvieron la certeza plena, aunque todavía costaba entender. Este día, ante el templo, sus corazones se abren plenamente y acogen misterio de la vida de Dios con ellos, entre nosotros, entendiendo que no será un camino de rosas, que será signo de contradicción aunque también LUZ PARA LAS NACIONES Y GLORIA DE SU PUEBLO. José y María son ya conscientes de la dureza que supondrá vivir su papel en esta obra maestra. 

PADRE FIEL CUMPLIDOR DE LA LEY DE DIOS, INTERCEDE POR NOSOTROS PARA QUE SEPAMOS SER FIELES CUMPLIDORES DE LOS PRECEPTOS QUE DIOS NOS PIDE A TRAVÉS DE SU IGLESIA. 

En este lapso de tiempo tuvieron que llegar los reyes magos. En el relato no se nombra a José. Pero seguro que debió estar presente, maravillándose de los presentes estos hombres le dispensaban a su pequeño hijo y agradeciendo a Dios todos estos dones. 

HUIDA A EGIPTO. 

“Cuando ellos se retiraron (los Reyes) el Ángel del Señor se le apareció en Sueños a José y le dijo: “levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”.

(Mt 2, 13-15)

Dios no tenía porque revelarle tanta información sabiendo que José ya había probado de sobras su confianza en Dios. Pero aquí muestra la confianza en el otro sentido, Dios y José tienen una relación muy cercana. En este momento me la pregunta… ¿porqué sueños? ¿porqué no aparecer directamente? Así Dios también quiere mostrarnos la hondura de la Fe de José, con el más simple signo, con un sencillo sueño, José se pone en movimiento. No necesita una legión de Ángeles en el cielo cantando y alabando a Dios, como se nos cuenta que vieron los pastores. Es un siervo fiel que está en constante alerta para escuchar a Dios, entender sus planes y cumplirlos sin demora. 

Tomando el camino a Egipto, por el desierto, José y María se acordarían de todos esos textos de las Sagradas Escrituras que mencionan algo parecido. (Génesis, éxodo, Oseas “la llevaré al desierto”) los conocían todos muy bien. Pero especialmente se acordaría de aquel otro José, que también acabó recalando en Egipto 18 siglos antes. 

En aquel país pasarían momentos duros como refugiados, sin conocer la lengua, solos, teniendo que buscar sustento… pero ciertamente la Sagrada Familia nunca perdería su dulzura interna, su ternura mutua, José los cuidaba y Dios estaba con ellos. 

PADRE OBEDIENTE Y SOÑADOR. RUEGA POR NOSOTROS PARA QUE SIN ABANDONAR LA DULZURA Y CALMA DE LOS SUEÑOS SEPAMOS DISCERNIR EL PLAN DE DIOS PARA NOSOTROS Y CUMPLIRLO SIN DILACIÓN. 

LA VUELTA A ISRAEL, A NAZARET

“Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José … Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes … avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por los profetas, que se llamaría Nazareno.”

(Mt 2, 19 – 23)

Imaginemos la alegría de María y José al recibir la noticia de que podían volver a su tierra. 

Obediencia y prudencia de José. Por tercera y cuarta vez recibe el aviso en un sueño. Pero no sólo de sueños vive el hombre, antes de ser alertado del riesgo José se entera de las noticias y, como hombre inteligente y prudente, se da cuenta del peligro. Siendo ese último sueño una confirmación de una decisión que como hombre decidido y lúcido ya tendría tomada. 

En Nazaret llegarían a una casa que durante muchos años había estado cerrada. Nada más llegar José se pondría manos a la obra para adecuar de nuevo su hogar. POR FIN EN CASA. 

PADRE PRUDENTE Y CREATIVO. DANOS LUZ PARA QUE UNA VEZ CONOZCAMOS EL PLAN DE DIOS CAMINEMOS CON ACUTELA Y SEPAMOS TOMAR LAS DECISIONES ADECUADAS PARA ENFRENTAR LOS PELIGROS Y LLEGAR A BUEN PUERTO.

JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO

 «Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres … sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros … Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les contestó: “¿porqué me buscabais? ¿no sabíais que yo debía estar en las cosas de mi padre?”.

 (Lc 2, 41 – 50)  

Habla maría, pero menciona a los dos “tu padre y yo”, poniendo a José primero. JOSÉ NO NECESITA ESTAR EN UN PRIMER PLANO, cede ese puesto a María y permanece siempre a su lado.

José y maría se preocupan (al perder al niño) y se admiran (al encontrarlo en el templo) por igual. Los corazones de José y María laten al unísono desde el primero momento que se conocieron y, desde que son conscientes del plan de Dios para ellos y para la humanidad, esos dos corazones, el inmaculado y el casto, laten con especial intensidad al ritmo que Dios ha soñado para ellos.

En esta escena, a ojos del mundo, parecería que Jesús los ningunea, pero ellos no miran con los ojos del mundo, tienen otra mirada. Han vivido ya 12 bajo el mismo techo que Dios, sus corazones captan su lenguaje (aunque no terminan de entenderlo todo, todavía no). Con estos tres días, de angustia paternal, les está previniendo y preparando para lo que acaecerá en la misma ciudad 21 años después. 

… Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres

(Lc 2, 51-52)

La obediencia de Jesús (de Dios) sometiéndose y sujetándose a ellos no sólo recalca su sublime humildad, si no también la incomparable dignidad de aquellos a los que se somete.

José no rechaza (como más tarde hará Pedro en el lavatorio) servir a Dios como Padre. Con humildad y sencillez aceptó la tarea de ser esposo de María y padre para Jesús, le enseñó todo lo que los niños hebreos aprendían, andar, hablar, la ley, las canciones, las oraciones, la profesión…

Relación padre-hijo, Jesús asume la profesión de su padre, esto supone un proceso junto a él. Es una idea extendida que la imagen que tenemos de Dios va muy ligada a nuestras vivencias en periodos tempranos de la vida y a la relación con nuestros padres. Del hecho de que Jesús inicia una relación muy especial con Dios en la que le llama ABBA (papaíto, cariñoso) se desprende que la relación con José tuvo que ser igualmente de especial ternura. 

Silencio desde los 12 años de Jesús hasta los 30. En este periodo entendemos que vivieron como cualquier otra familia judía, siguiendo la ley de Dios como ya se destaca en los relatos de la infancia que sí recogen los Evangelios.

PADRE EDUCADOR Y EJEMPLO PARA JESÚS. INTERCEDE POR NOSOTROS PARA QUE EN MEDIO DE ESTE MUNDO PODAMOS SER LUZ Y EJEMPLO PARA LOS DEMÁS COMO TU LO FUISTE PARA JESÚS. 

JESÚS HIJO DE JOSÉ, EL CARPINTERO. 

Ya durante su magisterio. 

“la gente decía admirada: “¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿no es el hijo del carpintero? … “

(Mt 13, 54 – 55) 

“Se admiraban de las palabras de Gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es éste el hijo de José?” 

(Lc 4, 22  ) 

“Felipe encuentra a Natanael y le dice: “aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José de Nazaret.” Natanael le replicó: ¿de Nazaret puede salir algo bueno?”.”

(Jn 1, 45) 

“Los judíos murmuraban sobre él porque había dicho: “yo soy el pan bajado del cielo” y decían: “¿no es este Jesús, el hijo de José? ¿no conocemos a su padre y a su madre? ¿cómo dice ahora que ha bajado del cielo?”

(Jn 6, 41-42) 

En Israel el trabajo manual era tarea de todos, era dignificador, no era exclusivo para una clase social ni excluyente, el trabajo era motivo de orgullo. José asmaba su oficio, lo conocía bien. Era muy reputado por su habilidad en toda la comarca, lo ejercía con la misma meticulosidad con la que se ajustaba a la Ley de Dios. 

Igual que la carpintería, para José sería una ocupación constante escrutar la ley de Dios conformando con ella su vida, pensamientos, deseos palabras y actos.  

SAN JOSÉ OBRERO, PADRE TRABAJADOR, HAZ QUE NUNCA NOS FALTE TRABAJO, NI LAS GANAS DE HACERLO CON LA MISMA METICULOSIDAD Y DISPOSICIÓN DE ÁNIMO CON LAS QUE TRABAJABAS TU. IMPÚLSANOS PARA QUE BUSQUEMOS EN TODO, ESPECIALMENTE EN NUESTOR TRABAJO DIARIO, LA GLORIA DE DIOS.

FIN

OTROS JOSÉS

José de Arimatea, Y eh aquí, había un hombre llamado José que era miembro del concilio, hombre bueno y justo (Lucas 23, 50) pidió el cuerpo de Jesús tras la crucifixión. 

José, barsabás, que tenía por sobrenombre Justo (Hechos 1, 23) elección de Matías.

PADRES DE LA IGLESIA.

SAN JERÓNIMO (340-420?)

José, casado y virgen

Tu [Helvidio] dices que María no permaneció virgen: yo voy más allá, y te digo que también José fue virgen por María para que el hijo virgen naciera de un matrimonio virginal. Un varón santo no puede fornicar, y no consta en ningún lugar que hubiera tenido otra mujer. Hay que considerar que José fue, mejor que marido, custodio de María.  Por lo tanto, se debe concluir que también permaneció virgen, juntamente con María, quien mereció ser llamado padre del Señor (Contra Helvidio, ML 23, 203).

Los motivos del matrimonio de José y María

¿Por qué no fue concebido de una virgen, sin más, en vez de una virgen desposada? Primero, para que por la ascendencia de José se mostrase el origen de María. Segundo, para que los judíos no la lapidaran por adúltera. Tercero, para que en la huida a Egipto tuviera el consuelo del marido. El mártir Ignacio añade una cuarta razón para este ser concebido en una desposada al decir que, con ello, su parto le sería ocultado al diablo al creerse que nacía el salvador no de una virgen sino de una esposa (Comentarios a Mateo, ML 26, 23).

ORÍGENES (183-255?)

 Motivos del matrimonio de José y María

Me pregunto por qué Dios, en su designio de que el salvador naciera de una virgen, no eligió a una doncella sin esposo, sino que la prefirió ya desposada. Y, si no me equivoco, ésta fue la causa: tenía que nacer de una virgen que no sólo tuviera ya esposo sino también, como escribe Mateo, con una virgen que ya se hubiera entregado al marido, aunque todavía el varón no se hubiera acercado a ella, para que no se juzgase como torpeza de la virgen su embarazo evidente. Esta explicación elegante la he hallado en la carta de un mártir, de Ignacio, obispo sucesor de Pedro en Antioquia, que luchó con las fieras en la persecución romana: “La virginidad de María se le ocultó al príncipe de este mundo”. Se le ocultó gracias a José; no la descubrió gracias a las nupcias; no la conoció gracias a la creencia de que estaba desposada con él. Si no hubiera tenido esposo y, según se creía, varón, no hubiera sido posible ocultarla al príncipe de este mundo. De otra suerte, no se le hubiera escapado al diablo esta reflexión: “¿Cómo es posible que ésta, que no conoce varón,  esté preñada? Esta concepción debe ser divina, tiene que ser algo que supera a la humana naturaleza (Homilías sobre Lucas, MG 13, 1814-1815).

SAN JUSTINO (100-167?)

Oficio de Jesús y de José

Cuando Jesús llegó al Jordán, se le tenía por hijo de José el carpintero, y apareció sin belleza, como las Escrituras habían anunciado, y fue considerado él mismo como un carpintero (y fue así que obras de este oficio –arados y yugos- fabricó mientras estaba entre los hombres, enseñando por ellas los símbolos de la justicia y lo que es una vida de trabajo ( Diálogo con el judío Trifón, Edic. de Daniel Ruiz Bueno, Padres Apologetas Griegos (siglo II), Madrid, BAC, 1979, p. 461)

SAN CIRILIO DE JERUSALÉN (S. IV)

Comenta que en sus tiempos todavía se mostraba una pieza de madera, en forma de teja, labrada, según se decía, por José y por Jesús. 

SAN AGUSTÍN (354-430) 

Paternidad de José

Ya he insistido suficientemente en ello para que extrañe el hecho de que las generaciones se numeren [en el evangelio] por José y no por María: porque si María es madre sin intervención de la concupiscencia carnal, de la misma suerte José es padre sin el comercio de la carne. Así que de él desciendan y asciendan las genealogías, y no las separemos por no haber existido concupiscencia carnal en el padre. Y que su mayor pureza sea la confirmación de su paternidad, y así no seremos reprendidos por María, que no quiso anteponer su nombre al de su marido, sino que dijo tu padre y yo te buscábamos apenados. Que no osen hacer los murmuradores perversos lo que no hizo la casta esposa. Numeremos la genealogía a través de José, que al igual que es marido casto es también padre casto, y antepongamos el varón a la mujer siguiendo el orden natural y la ley de Dios. Porque si apartamos al uno para anteponer a la otra, nos podrá decir él con toda razón: ¿por qué me apartáis y por qué la genealogía no es la mía? Si se le dice: porque no es hijo tuyo carnal, responderá: ¿y ella lo parió por obra de su carne? Lo que ha obrado el Espíritu Santo lo ha obrado para ambos. Como era, dice, hombre justo. Justo varón, justa mujer. El Espíritu Santo, complacido por la justicia del uno y de la otra, les dio el hijo a los dos. Pero obró esto en el sexo más adecuado de suerte que también el hijo naciera para el marido. Y a los dos les dice el ángel que impongan el nombre al niño como signo de autoridad.

Se dice a María he aquí que concebirás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; se dice también a José:  José, hijo de David, no temas tomar a maría como esposa, porque lo que ha concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, salvará a su pueblo de sus pecados. Se dice también: y le parió un hijo, con lo que se está confirmando que es del todo padre no por la carne sino por el amor. Es padre, por tanto. Con toda la cautela y prudencia numeran los evangelistas la genealogía a través de él, en orden descendente Mateo desde Abrahám hasta Cristo, ascendiendo Lucas desde Cristo, a través de Abrahám, hasta Dios. Aquel cuenta descendiendo, éste ascendiendo, pro ambos por José. ¿Por qué? Porque es padre. ¿De qué suerte es padre? Padre tanto más verdadero cuanto más casto. De otra manera se creía que era padre de nuestro señor Jesucristo, es decir, como los otros padres que lo son por la generación de la carne y no sólo por el amor espiritual. Porque dijo Lucas el que se creía padre de Jesús. ¿Por qué se le creía? Porque los juicios y la estimación de los humanos se atenían a lo que habitualmente se hace por los hombres. No nación del semen de José el Señor a pesar de que así se creyera; y, sin embargo, gracias a la piedad y al amor de José nació de la virgen María el hijo que es también hijo de Dios (Sermones, ML 38, 350-351).

FUENTES USADAS: