Despedida de la Virgen (Tijalina).

Una de las actividades de este día fue la excursión a la aldea de Tijalina, a unos 30 Km de Medjugorje. En dicho pueblo se encuentra el gran «icono» del «fenómeno Medjugorje». Como no podía ser de otra forma, se trata de una imagen de la Madre de Dios, una imagen preciosa, inigualable, que por su gran belleza se ha tornado en la cara visible de las apariciones de la Virgen que,  se dice, han ocurrido en estas tierras de Bosnia.

Para evitar confusiones hay que recalcar que ésta imagen no es la más fiel a la descripción de los supuestos videntes. Este galardón, según dicen, se lo lleva una imagen pintada por el italiano Carmelo Puzzolo y que se encuentra en la sala de encuentros de la Parroquia.

LA IMAGEN DE TIJALINA

Reina de la Paz. Pintura de Carmelo Puzzolo

Imagen Virgen Tijalina

 

 

estatua bronce exterior iglesia de Tijalina

Fue una bonita forma de despedirnos de esta integrante del grupo que dejábamos allí, de la peregrina eterna que siempre anda por los caminos dispuesta a tender la mano al que se cansa, dispuesta a guiar al que hierra el rumbo y dispuesta a animar al que pierde la ilusión por seguir el camino de Jesús.

Bajemos del monte.

Llegó el momento de partir, de despedirse, de bajar de monte.

Tuvimos que trasladarnos a celebrar misa fuera del pueblo, ya que a la de la tarde no nos daba tiempo y no está permitido en Medjugorje celebrar misas fuera de los espacios y los tiempos de la parroquia.

Nuestro guía nos llevó a un centro de acogida de niños situado a pocos kilómetros de Medjugorje, la Aldea de la Madre, fundado en 1993 por el Padre Slavko Barbaric, que tanto ha hecho por la gente de esta zona. En este poblado se ofrece a los niños desamparados y abandonados una educación para que puedan crecer y desarrollarse en un entrono adecuado. Todo ello con una fuerte inspiración Cristiana. En este hogar pudimos celebrar una misa preciosa en medio de la naturaleza, una misa acogedora y cercana.

Misa en la Aldea de la Madre

Como no podía ser de otra forma, la celebración de este día era totalmente adecuada al mensaje de la peregrinación. Como he puesto al inicio, este era el día en que nos despedíamos de esta tierra de María, día en que emprendíamos el camino de vuelta hacia nuestras vidas y este también era el día en que Jesús nos decía claramente que hay que bajar del monte Tabor, que por muy a gusto que se esté en este oasis de Paz, la realidad de nuestro mundo tenemos que afrontarla. El Padre David lo resumió muy bien en la homilía; en la vida no hay lugar para tiendas, hay que hacer el camino de la Cruz como hizo Jesús. Conocedor del sufrimiento que se le venía encima, pudiendo aceptar el ofrecimiento que el desconcertado Pedro le hacía (¡con lo bien que se estaba allí!), Jesús siguió la Voluntad del Padre. Pero el padre David, con su alegría habitual, no sólo habló de cruces. Mencionó también lo que viene después, la resurrección, los frutos de nuestro caminar por esta vida. Como seguidores de Jesús, nuestros frutos no pueden aspirar a otra cosa que no sea la santidad, y dar así testimonio en medio de este mundo de que la vida en Cristo es posible. Y el cómo llegar a éstos frutos sólo hay una forma de saberlo, y es escuchando al mismo Jesús, leyendo su palabra.

Y así bajamos del Tabor, animados aunque algo tristes, decididos aunque algo desconcertados, esperanzados aunque algo desilusionados por haber llegado esta semana de Paz y Amor a su final. Cuando estás en Medjugorje te sientes mas Pedro que nunca, deseas que el momento de irse no llegue y sólo piensas en montar una tienda para Jesús y quedarte a la puerta para disfrutar por siempre de su Presencia.

 

Reflexión Padre Slavko Barbaric.

(padre Slavko Barbaric)

Querido peregrino, buscador de Dios!

Cuando te vas de peregrinación a Medjugorje, estás invitado a rezar en la iglesia, a participar en la Santa Misa, a confesarte, a ponerte en adoración ante Jesús Sacramentado, a subir al Krizevac (la montaña que nos recuerda la pasión de Cristo, nuestro sufrimiento y nuestra cruz) y a orar en el Podbrdo, la Colina de las Apariciones. Creo que has hecho todo esto, que has renovado tu fe, tu amor y tu esperanza, y que te has convencido de que Dios está cerca. Esta es la razón de tu viaje a Medjugorje.

Así es, en efecto, aquí Dios está cerca de todos los que le buscan. Se hace sentir, se hace amar. Él nos da la fuerza para consagrarnos a Él. Aquí Dios ha hecho brotar la fuente de la Paz por medio de la Reina de la Paz.

Estoy convencido de que ahora te surge espontáneamente una pregunta, que por otra parte muchos otros peregrinos se plantean: Aquí es todo bonito, aquí es todo fácil, todos rezan, todos buscan a Dios, pero ¿qué pasará una vez haya vuelto a casa? ¿Qué podré hacer para que mi paz crezca, para que mi amor avance, la confianza ocupe el lugar de la desconfianza, el espíritu de la reconciliación sea más fuerte que el de la discordia? La pregunta es muy importante.

Medjugorje es para los peregrinos lo que fue el Tabor para los discípulos: es necesario convencerse de que es posible vivir el amor y experimentar la gloria de Dios; pero es necesario volver a casa, cada uno a su Jerusalén, en la vida cotidiana, en el trabajo, en el estudio, en medio de muchas personas que no tienen las mismas creencias.

¡Sí, es necesario volver a casa!

En la iglesia de Medjugorje has orado mucho. No te ha sido difícil subir al Krizevac, independientemente del buen tiempo o del mal tiempo. Has encontrado el tiempo para subir incluso al Podbrdo, y has sido feliz.

Ahora deja de lado Medjugorje, como comunidad parroquial, y vuelve a casa llevando contigo, en tu mente y en tu corazón los lugares y los acontecimientos de Medjugorje. Estamos seguros de que en casa encontrarás tu Krizevac y tu cruz. En casa te encontrarás el sufrimiento que habías dejado. Este te aguarda. Pero no temas! El Krizevac de Medjugorje no es en absoluto más fácil que tu propio Krizevac, aunque, para muchos, eso se ha convertido en algo más comprensible y más aceptable, desde que, por voluntad de Dios, el monte más pequeño, es decir la Colina de las Apariciones se ha convertido en el lugar de encuentro más intenso con Dios por medio de María. Así que incluso si en casa te espera tu Krizevac, hecho, la mayoría de las veces, de sufrimientos y aflicciones, de las cuales no eres personalmente culpable ni responsable, construye inmediatamente al lado de estos un monte más pequeño, tu Colina de las Apariciones, tu Tabor! Entonces también el Krizevac adquirirá una nueva coloración, estará envuelto de una nueva paz y de una nueva esperanza.

Construye la Colina de las Apariciones en un rincón de tu apartamento o de tu casa. Encima colocarás una cruz más pequeña, una luz, la Biblia y ¡el rosario! Allí comprenderás tu Krizevac, tu paso por la vida y tu atardecer. Al lado de la Colina de las Apariciones, el Krizevac se convierte en el lugar de la resurrección, ya que ningún Krizevac existe para destruirte y arruinarte la vida, sino para ayudarte a alcanzar la salvación.

Recuérdalo bien! La Virgen ha tomado seriamente la palabra de Cristo.

Ella viene contigo sobre tu Krizevac, sobre tu Calvario, como de hecho ha dicho expresamente en el Mensaje de Navidad de 1986:

“¡Queridos hijos! También hoy agradezco al Señor por todo aquello que me está haciendo, en particular por el don de poder estar también hoy con vosotros, queridos hijos, estos son días en los cuales el Padre ofrece gracias particulares a todos los que le abren el corazón. Yo os bendigo y deseo que también vosotros, queridos hijos, conozcáis las gracias y que todo lo ofrezcáis a Dios, para que Él sea glorificado a través de vosotros. Mi corazón sigue cuidadosamente vuestros pasos.

Gracias por haber respondido a mi llamada.”

Este mensaje es válido no solo para quien está en Medjugorje, o para los videntes. Este ha sido dirigido a ti y a mí.

Vuelve a casa, bendecido para siempre por Quien está bendecido en la eternidad.