Espero que la espera del nuevo post merezca la pena. Aunque hablo de un período que ya ha tocado a su fin, no está de más meditar sobre cómo lo hemos vivido, o incluso podemos prolongarlo, ya que Navidad no es sólo el 25 de diciembre, si no cada día en el que una nueva alma decide dejar que Dios nazca en su corazón . Así que ahí va mi reflexión sobre el Adviento.

El arte de la Espera.

Hoy en día esperar está pasado de moda, si algo quiero, lo quiero tener ya apretando un botón. En nuestro mundo ya no se disfruta de los procesos, del tiempo compartido entre amigos para lograr algo, del aprendizaje que nace del método ensayo/error hasta conseguir el resultado. Los procesos los hacemos lo más cortos posibles, utilizando miles de atajos, todo individualmente y tan rápido que no da tiempo a asimilar ningún tipo de lección, ese es nuestro día a día (móvil en el bolsillo, fast-food, trabajo on-line). Nos hemos olvidado de prestar atención a las cosas que nos rodean, a las personas que pasan por nuestro lado, porque implica pararse y esperar unas horas, unos minutos, unos segundos… La espera se ha vuelto un arte marginal, un arte que sigue produciendo obras grandiosas, sublimes, pero un arte que la gente no aprecia o no practica porque NO TIENE TIEMPO.

Pero atentos amigos, LA ESPERANZA ES ESPERA y, como bien dice el refranero popular, debe ser lo último que se pierda. Nunca dejéis de esperar, nunca perdáis la esperanza.

Con este título parezco el SUN TZU de la Espera. Nada más lejos de mi intención. No quiero dar lecciones sobre cómo esperar o lo bien que sienta, sólo pretendo escribir algunas líneas que resuman todo lo que ha pasado por mi cabeza durante las últimas semanas.

Qué es el adviento?

El adviento es un tiempo antes de navidad… verdadero. Comienza cuatro domingos antes de navidad… verdadero. Cada domingo en misa encendemos una vela de un color diferente … verdadero. Ya se canta algún que otro villancico… verdadero.

Pero, ¿Qué significa realmente el adviento? ¿Qué quiere la Iglesia de nosotros durante este tiempo? ¿Qué anhela Dios de nosotros?

El adviento es prestar atención y estar alerta. Esta actitud la podemos ver reflejada en las vírgenes prudentes (Mt 25, 1-13). El aceite que las vírgenes llevaban a mano no es otro que el conocimiento del Amado, el trato continuo con Él, el saberse dignas de su afecto. Este estar «listas» nace de la relación con Dios, de la oración constante. Aprender a orar, es aprender a prestar atención a la acción de Dios en tu vida. VIVE TODA TU VIDA COMO SI FUERA ADVIENTO CADA DÍA, ATENTO Y ALERTA

El adviento es preparación. Dios quiere estar en nuestro corazón siempre, quiere nacer en él cada día. Se toma la molestia de recordárnoslo cada año por estas fechas, por si acaso se nos llegara a olvidar. Pero ese pesebre de carne y hueso, tu corazón, ¿lo tienes listo para alojar a todo un Dios? ¿están tus manos limpias y dispuestas para acunar al niño Divino y presentárselo a los demás? ¿Están tus labio purificados para proclamar la buena noticia de este nacimiento celestial en el que tomas parte? Normalmente estamos llenos de impurezas, durante todo el año se nos ha ido enfriando el corazón que, con suerte, sí ardió el año anterior ante este Misterio. Así que aprovechemos estas semanas de invitación a la preparación profunda del pesebre, nuestro corazón, para alojar al mismo Dios. VIVE TODA TU VIDA COMO SI FUERA ADVIENTO CADA DÍA, TEN LOS CAMINOS PREPARADOS SIEMPRE.

El adviento es alegría. Estad siempre alegres, dice Pablo, orad constantemente, En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros (Tesalonicenses 5, 16-18). También exhorta desde prisión a los Filipenses a estar siempre alegres. La Palabra nos invita a una alegría diferente, la que nace de sabernos en el camino de Salvación, la que nace de la oración y el contacto con el mayor Amor, el de nuestro Creador. No es necesario acudir a una fiesta y poner la música a tope para mostrar nuestra alegría, ni siquiera es condición sine qua non la ausencia de problemas y cruces. Podemos estar alegres aún cargando la cruz más pesada, porque sabemos lo que nos espera al final del camino, la mayor recompensa, el Amor de los Amores, esa es nuestra verdadera meta, no los logros y riquezas de este mundo, si no la Vida Eterna. VIVE TODA TU VIDA COMO SI FUERA ADVIENTO CADA DÍA, NO PIERDAS NUNCA LA ALEGRÍA.

EL ADVIENTO ES ESPERA, espera activa, durante la que nos preparamos para acoger en nuestro corazón y en nuestra vida al Verbo Encarnado, ese que, hecho hombre y cargando con la Cruz, nos marca el camino de la Salvación.

El adviento de María.

Una joven de 14 años, embarazada de 9 meses, pasó días sobre un burro viajando de Nazaret a Belén. Iba acompañada por un hombre que hasta hacía poco apenas conocía. Llegaron a Belén, donde no había forma de encontrar alojamiento, o por lo menos la intimidad necesaria para dar a luz, ya que las posadas estaban llenas por la llegada de gente para el empadronamiento. Con dolores de parto, el lugar más  adecuado que encontraron fue un establo entre animales que José preparó lo mejor que pudo con mucho esmero. Así vino nuestro Dios al mundo.

Qué gran ejemplo de humildad y confianza en Dios nos dió María durante estos días. En ningún momento se menciona que maría se impacientara, o que se pusiera a gritar en medio de Belén o a increpar a los vecinos requiriendo un techo digno para que naciera el Hijo de Dios. Simplemente Confiaba.

María CONFIÓ 100% en Dios, pero confió y además se preparó desde el minuto uno de partido. El Adviento de María no se resume al Viaje de Nazaret a Belén. Comienza en el momento en que el Ángel le anuncia la Buena Nueva, 9 meses de preparación. Una preparación sin aspavientos ni éxtasis, día a día durante 9 meses, preparando todo aquello que una madre puede necesitar para acoger a su Hijo. María en su casa de Nazaret seguro que tenía preparado el rinconcito para el niño, su cuna, sus ropitas, y para el viaje seguro que llevaba su canastillo con los pañales y todo lo necesario. Esta perfecta criatura, aún confiando totalmente en la providencia del Padre, trabajó y preparó todo lo que estaba en su mano como Madre.

Dios no nos exige más que esto a nosotros, que durante nuestro que hacer diario arreglemos todo para su venida. Dios quiere que en nuestra familia tengamos el espacio donde acogerlo, que en nuestro trabajo tengamos también su rinconcito, que en nuestros momentos de esparcimiento por supuesto llevemos siempre el canastillo listo.

Amigos, vivid el día a día atentos, alegres y estad siempre preparados, como nos ejemplificó María. Morad en este mundo como si cada día de mañana fuera a ser Navidad porque: