Mucha gente no entiende lo que pasa en Medjugorje ¿Porqué cuando estos 50000 jóvenes vuelven a sus casas, a sus 80 países de origen, muchas cosas comienzan a cambiar?

El secreto de Medjugorje.

El celebrante de la misa (3 de agosto), Visitador apostólico Monseñor Hoser, comenzó su homilía presentando este festival como un momento de encuentro y conocimiento, con Dios, con otras personas, con uno mismo, pero especialmente con este lugar. Medjugorje es una realidad intensa, un misterio, una experiencia profunda que ocurre en el mundo del Espíritu, en lo más profundo de cada ser humano que se acerca a este lugar, EN EL CORAZÓN.

En la vida encontramos bien y mal, realidades a las que los corazones humanos son sensibles, muy especialmente los corazones jóvenes.

El corazón es ese lugar de la persona donde se produce una batalla, muchas veces cruenta, entre lo bueno y lo malo. Medjugorje no es una excepción, también requiere de armas espirituales, de tiempo de silencio, de oración, de meditación, de penitencia y ayuno, porque la realidad de la vida no pasa, si no que permanece y se hace todavía más clara a la Luz de Dios que tan intensa brilla en este lugar.

La espiral del pecado.

En el evangelio se nos muestra una de estas batallas donde el mal trata de vencer al bien, la escena de la muerte de San Juan el Bautista (Mt 14, 1-12). Esa muerte es el resultado de una secuencia de pecado, una espiral del daño donde muchas veces nos vemos envueltos. La Soberbia y ostentosidad de la celebración de herodes, la lujuria ante el baile de Salomé y la venganza por parte de Herodías ante las denuncias del profeta sobre su pecado.

Casi sin darnos cuenta estamos continuamente inmersos en esos ciclos de pecado. Pecado tras pecado, el corazón que era sensible se va endureciendo, se va formando una coraza que transforma el corazón de carne, capaz de alegrarse por el bien y denunciar el mal, en un corazón de piedra (aquellos que han sufrido por el pecado de otros o se han abandonado al mal), incapaz de conmoverse, de amar y dejarse amar.

Para salir de estos bucles de mal hay tres cosas muy útiles,  nos dijo Hoser en su homilía: La oración, el ayuno (la renuncia) y la capacidad de compartir.

Límites.

Pero la mejor forma de acabar en nuestra vida con estas espirales de daño, a nosotros mismos y a los demás, es no entrar en ellas aprendiendo a respetar los límites. Desgraciadamente LÍMITE es una palabra que está muy poco de moda en nuestra sociedad, especialmente entre la juventud que soñando con una mayor libertad rechazan cualquier barrera para acabar encerrándose en oscuras celdas de soledad, dolor y decepción.

Los límites morales los encontramos en el respeto de la libertad de los demás, pero en el cristianismo los límites los ponen claramente los mandamientos de la ley de Dios «AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO.» (Cf. Mt 22, 36-40). Muchos Cristianos ven los mandamientos como una mesa de tortura, o una camisa de fuerza, pero nada más lejos de la realidad. El Dios Cristiano es creador, nos ha hecho a su imagen y semejanza y es el que nos da los mandamientos. Ese Dios Amor sabe perfectamente lo que es bueno y malo para ti ¿Cómo pensar entonces que los mandamientos no tienen sentido? Dios los escribió en piedra, porque es el material que más perdura, cómo señal de que esas «prohibiciones y obligaciones» no pasan y son lo mejor para los hombres de todos los tiempos. Son algo así como las indicaciones de tráfico, decía Hoser, que nos marcan el camino y aseguran la llegada al Cielo.

Pero no nos engañemos, a todos nos da por saltarnos el límite de velocidad o un semáforo en ámbar de vez en cuando, a todos nos da por dejar asomar nuestro orgullo o por no ser del todo sinceros de vez en cuando. Pero lo importante es que sepamos identificar esas faltas que nos pueden llevar a salirnos de la carretera, a chocarnos, a ponernos en peligro a nosotros y a los demás. Lo importante es que sepamos reconducir nuestro coche para llegar al destino final.

Te arrancaré el corazón de Piedra.

Como decíamos antes, todas estas espirales de mal y las faltas de respeto a los límites que marca Dios y la naturaleza no nos dejan indiferentes, nos marcan, nos endurecen, nos bloquean y nos impiden el trato y el encuentro con los demás y con Dios.

Pero Dios no se desespera, siempre espera. Dios tiene siempre activo el wifi (los brazos abiertos) para que podamos reconectarnos con Él.

Hay dos lugares donde esta señal se hace especialmente potente, donde esas ondas resquebrajan la dura piedra de los corazones humanos inmersos en el pecado, LA ECUARISTÍA (Y ADORACIÓN EUCARÍSTICA) Y LA CONFESIÓN. En Medjugorje estos dos Sacramentos «transforma-corazones» cobran una gran importancia, ya que el gran anhelo de Jesús, transmitido a través de su Madre en este pueblecito de Herzegovina, es que ablandemos nuestro corazón, que desaparezcan las rocas y se convierta en tierra fértil donde Dios pueda cultivar y cosechar para dar fruto en abundancia.

Desde el antiguo testamento Dios nos promete: «os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.» (Ez 36, 26)

 

 

María nos enseña el CAMINO DE SALVACIÓN y a USAR EL CORAZÓN TRANSFORMADO para encontrarnos con Dios y con los hermanos.

En Medjugorje se repite continuamente:  ORA CON EL CORAZÓN, atiende a la misa, confiésate, lee la Palabra, ayuna, todo eso hazlo desde tu corazón que así, poco a poco, se configurará con el corazón de Cristo.

Porque sólo un corazón que se conforme con el de Cristo anhelará firmemente el bien y repudiará el mal y se acabará transformando en corazón de verdadera carne.

Porque sólo un corazón de carne será capaz de entregarse al prójimo,

sólo un corazón de carne encaja en el corazón de Jesús,

sólo en un corazón de carne funciona el Amor que se instaló en él desde que fue soñado y creado.

 

¿Qué pasa en Medjugorje?

El 3 de agosto fue otro día completo. Oración matutina y catequesis impartida por el Obispo de Toulon (Francia) Mons. Dominique Rey, especialista en nueva evangelización. La mañana terminó con los testimonios que continuaron por la tarde antes del rosario y la Santa Misa. Tras la misa tuvo lugar la procesión de María que nos ha llevado a su Hijo, terminando la noche con una adoración ante Jesús Eucaristía.

Espero que esto que os he contado sirva para entender un poco mejor porqué 50000 personas llegan a su casa con el corazón transformado, cambiando a mejor muchas cosas de su vida y de lo que les rodea. Como decíamos en le anterior post, en Medjugorje abrimos plenamente y sin reservas el corazón a Cristo, Dios coge esos corazones de piedra y los convierte en corazones de carne, y esto tiene sus consecuencias.